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¿Cubierta o tubular?
El gran dilema…
Aunque no lo parezca, la cubierta se ha popularizado hace relativamente pocos años. Si habláis con vuestros mayores os dirán que ellos usaban tubulares porqué antiguamente no había otra cosa. Al principio las cubiertas tenían un rendimiento claramente inferior al de los tubulares; no rodaban tan bien y eran mucho más duras. Con el tiempo y la masificación de su uso, la tecnología ha evolucionado hasta tal punto que están casi a la par con el tubular.
Hoy en día la resistencia a la rodadura de una buena cubierta con cámara de látex es similar que la de un tubular de alta gama (las recámaras de látex no están recomendadas para usar con ruedas con pista de frenado en carbono). La comodidad está un punto por debajo y será difícil que algún día lleguen a estar al mismo nivel simplemente porque la propia sección circular del tubular lo hace superior en este aspecto. Otra desventaja respecto al tubular es que se aumenta el riesgo de pinchar por llantazo.
Con un tubular también se puede pinchar por este motivo, pero se necesita un impacto mucho más fuerte que con una cubierta.
El gran punto a favor de la cubierta es que es más práctica. No hace falta ser un mecánico profesional para montar o cambiar una cubierta. Si se pincha, se cambia la cámara y se puede seguir rodando tranquilamente. En caso de tubular, suele ser suficiente poner líquido sellante al pinchar. Sino, toca cambiar tubular. Pongamos por caso que nos levantamos por la mañana para acudir a una marcha y vemos que una rueda está pinchada, si es de cámara la arreglamos en cinco minutos, si es de tubular podremos colocar uno nuevo, pero tendremos que ir con cuidado durante toda la marcha ya que el tubular no estará perfectamente encolado. (En este caso yo utilizaría una cinta de doble cara especial para pegado de tubulares y en el mismo tiempo que cambias una recamara, cambias el tubular el pegado es instantáneo).
¿Por qué los profesionales usan tubulares? Quitado el engorro de encolar y cambiar tubulares, todo son ventajas. Los tubulares son y serán siempre más cómodos que las cubiertas, se pueden llevar a presiones más altas o más bajas que una cubierta dependiendo del terreno. Si se llevan a presiones altas, la comodidad se resiente poco y a presiones bajas permite aumentar mucho la comodidad sin arriesgarse a un pinchazo por llantazo.
Por otro lado el tubular ofrece una sensación en curva que la cubierta no da. La sensación es de mayor agarre, lo que transmite una sensación de control y seguridad. Por supuesto las llantas de tubular son mucho más ligeras que las de cubierta. Y no sólo eso, es que además son más resistentes puesto que son una estructura cerrada, mientras que en las llantas, la pared donde asienta la cubierta es su punto más débil y la presión máxima de hinchado es muy inferior.
Otra ventaja de los tubulares es su mayor seguridad en caso de pinchazo a alta velocidad. En general si pinchas con un tubular la rueda es más controlable y te da ese margen para poder frenar a tiempo, con la cubierta hay mayor riesgo de que destalone y de que si recorres demasiados metros pinchado la llanta puede quedar bastante dañada, algo que no sucede con una llanta de tubular, ya que al estar encolado el tubular evita que la pared de la llanta pueda tocar el suelo.